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Henri Marie Raymond de Toulouse-Lautrec (1864 – 1901) fue un pintor, dibujante e lustrador francés, pionero postimpresionista de gran importancia en la historia del arte. Fue uno de los artistas más representativos de la bohemia y la vida nocturna de París de finales del siglo XIX.

A pesar de sus barreras de salud, se consagró como un artista de relevancia histórica a nivel mundial. Toulouse Latrec sufrió una afección de nacimiento que le generó una discapacidad física de por vida, a la que se sumaron dos accidentes con 13 y 14 años en los que se rompió ambos fémures. El conjunto afectó a su crecimiento, por lo que llegó a medir solo 1,52 metros de altura.

Fue noble de nacimiento, pero su discapacidad generó el rechazo del ambiente de la nobleza francesa de la época, por lo que no podía participar en sus bailes y encuentros sociales. El mundillo extravagante nocturno del París popular fue un refugio para Lautrec, quien se consideraba a sí mismo un cronista social. En sus obras ridiculizaba la hipocresía de los poderosos, que de palabra rechazaban los vicios, pero de hecho los practicaban.

Tenía problemas con el alcohol y además contrajo sífilis, lo que muchas veces derivaba en accesos de locura. El alcoholismo deterioró más su salud, y a partir de 1897 padeció manías, depresiones y neurosis, además de ataques de parálisis en las piernas y en un costado. Ante su deterioro progresivo, lo internaron en un sanatorio mental.

A pesar de estas dificultades, Latrec fue un artista increíblemente prolífico, puesto que en menos de 20 años creó 275 acuarelas, 363 carteles, 737 pinturas sobre lienzo y 5.084 dibujos. Sus obras muestran una insólita libertada creativa y su estilo contribuyó a superar el impresionismo y abrir nuevas tendencias que conducirían al arte contemporáneo.